martes, 22 de noviembre de 2016

La tormenta

Esteban Moscarda & Raquel Sequeiro

Quinientos soldados han desaparecido. De pronto, de la nada, una tormenta de características inusitadas para nuestra realidad apareció en el horizonte (su cuerpo era gris, con destellos violetas, una lluvia como de algas muy verdes salía de sus ojos), aparcó sobre el campo de batalla (Inglaterra, año 1234, alguna terrible guerra olvidada, algún capricho real, algún príncipe en apuros) y se devoró a los mencionados guerreros. Observo las manecillas del reloj, sentado en la butaca, cerca de la ventana abierta, a punto de dar las doce. Mis manos son casi las de una momia, mis cabellos ralos se caen, mi cabeza es apenas una calavera. Han pasado tantos años… Aún recuerdo lo intenso de la nube que se acercaba; mis miembros ya no responden. 500. Ahora sé que los protones de uranio giraron a toda velocidad, y no soy el único en el proyecto. 500 soldados viajando al futuro.

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